Desastre en Damasco
El principal objetivo de la Segunda Cruzada fue la toma de Damasco, un plan estratégicamente ambicioso pero que acabó en un estrepitoso fracaso. En aquella época, la ciudad era la capital de un estado islámico que mantenía buenas relaciones con los estados cruzados vecinos, a los que consideraba sus aliados contra las naciones islámicas rivales Aparte de algunos contratiempos de menor importancia las anteriores campañas de los cruzados podían considerarse un éxito la Europa occidental cristiana estaba segura de que continuaría disfrutando de su presencia militar en la zona. La estrepitosa derrota de los cruzados en el sitio de Damasco (1148) fue un verdadero revés para la confianza de los cristianos, al tiempo que levantó la moral de los estados islámicos. El sitio de Damasco constituyó un punto de inflexión en la historia de las cruzadas.
La lucha por tierra santa
En 1095, el emperador bizantino Alejo I pidió ayuda a los estados cristianos de Europa occidental en su lucha contra los turcos, que barrían el Imperio tras la contundente derrota de los bizantinos en Manzikert (1071). A continuación se organizó la Primera Cruzada, protagonizada por varios ejércitos de peregrinos armados que marcharon a través de toda Europa hacia Tierra Santa. Estos ejércitos se encontraron con un mundo islámico dividido y fragmentado, y, mediante una serie de batallas aparentemente milagrosas, llegaron a tomar la sagrada ciudad de Jerusalén. Sin embargo, el éxito de la Primera Cruzada no volvería a repetirse: provocó dos siglos de amargas guerras, cuyas repercusiones aún podemos sentir hoy.
Las aventuras de Robin Hood
La historia del caballero sajón, paladin de la libertad contra la opresión de los normandos, amparados por un Regente despótico y arbitra rio, mientras el legitimo rey inglés Ricardo, regresa de las Cruzadas, ha sido elevada a la categoria de mito universal de todos los tiempos y arrebatada por el cine en numerosas ocasiones. Paul Creswick recopiló en 1917 todas las leyendas sobre el célebre proscrito que todavía nos hace soñar con aquellos heróicos tiempos medievales de caballeros y villanos, vistosos torneos y los juglares que cantaban las proezas realizadas.