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Sentir, pensar, decidir. Gracias a los recientes avances en el conocimiento del cerebro y a las evidencias experimentales acumuladas, ahora sabemos que las emociones, además de hacernos, al igual que la razón, propiamente humanos, desempeñan un rol esencial en el correcto funcionamiento de nuestras . Diversos estudios han demostrado que memorizamos más y mejor aquellas informaciones que estan vinculadas a emociones. Por otra parte, las nuevas técnicas de la imagen y el estudio de las lesiones de zonas específicas del cerebro nos han permitido conocer cuáles son las áreas cerebrales que se activan o se desactivan ante un cambio emocional. Como ya intuyó Charles Darwin, uno de los percusores de la neurociencia afectiva, si las emociones están ahí es porque cumplen una función positiva en nuestra supervivencia como especie. Este es precisamente el propósito del presente libro: hacer una reivindicación, razonada y sensata, de las emociones.