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Hastings fue una de las pocas batallas verdaderamente decisivas de la Edad Media. Se libró el 14 de octubre de 1066 entre el duque Guillermo de Normandía y Harold Godwinson, rey de Inglaterra, y cambió de forma irrevocable el curso de la historia. La victoria de Guillermo se debió en gran medida a la superioridad táctica de sus fuerzas: no sólo contaba con infantería y caballería, sino también con un numeroso contingente de arqueros y ballesteros contra cuyo devastador fuego poco pudieron hacer los sajones. La muerte del rey Harold en el campo de batalla desencadenó el colapso de los ingleses, y la victoria de Guillermo en Hastings aseguró su ascensión al trono de Inglaterra.