Un cuerpo
NADA TAN CONMOVEDOR COMO UN CUERPO ADOLESCENTE DESNUDO, NADA TAN ACIAGO COMO UN CUERPO ADOLESCENTE MUERTO, NADA TAN CRUEL COMO UN CUERPO ADOLESCENTE ENTERRADO.
«Comence la secundaria el año en que la mataron; ingreso al bachillerato en el tercer aniversario de su muerte, que coincidió con la ruptura de mis padres al siguiente fracasé en la escuela, en el quinto la dejé definitivamente, y a mi padre lo internaron cuando celebramos su aniversario número siete,
EL COMBATE DE UN HOMBRE CONTRA EL RECUERDO DE LA MUERTE QUE SEPULTÓ SU INFANCIA, EL RETRATO DE UNA SOCIEDAD QUE ENCUBRE CON SILENCIO CUANTO AMENAZA SU ESTABILIDAD
1984
1984 fue la última obra que escribió George Orwell, y es una magistral puesta en escena de un Londres gris, apagado, en la que sus ciudadanos viven agobiados por la Policía del Pensamiento. Fiel a sus ideas socialistas, Orwell hace que el protagonista encargado de reescribir la historia según le ordena el Partido único, se rebele contra el sistema y se decida a contar la verdad sobre el gobierno que los somete. Una estúpida burocracia, nuevas reglas, nuevas normas de comportamiento, atenazan a una sociedad obediente a la que hace falta despertar de ese letargo para que recobre la auténtica vida, cosa, por demás, harto difícil. 1984 es una lectura imprescindible para comprender algunas de las etapas históricas relativamente recientes, por lo que algunos críticos consideran esta obra como profética de los tiempos que se avecinaban a finales de los años 40 del siglo pasado.
Con fecha de vencimiento
Susana y Elvira descubrieron que la vida adulta no es el Paraíso anhelado. Si bien ellas pertenecen a esa minoría de mujeres que se realizó profesionalmente y saborea libertades que muchas de sus congéneres no tienen, no cantan victoria. Todavía hay muchas oss que les producen dudas y ansiedad: «¿Por qué no sabemos si queremos ser mamás?» » Por qué nos sentimos viejas?» «¿Por qué nos toca ser bonitas?» Con su inteligencia y humor negro característicos, Susana y Elvira descubren que su indecisión sobre si quieren traer hijos al mundo o el tic tac incesante del reloj biológico son preocupantes, pero que este tema puede llegar a ser muy irritante porque la sociedad las pone a elegir, de diferentes maneras, entre ser madres o ser profesionales y ejercer una carrera. Además, pese a estar clasificadas en la denominada generación de los millennials, para los miembros más jóvenes de esta ya son unos vejestorios. Y, lo que es peor, también lo son para el mercado laboral.