Comedias de Shakespeare
Romanticismo sin dobleces, galanteos interesados, matrimonios de conveniencia, encuentros al abrigo de la noche y desencuentros a plena luz del dia. Los vodeviles de Shakespeare se representan allá donde se encuentra la verdadera comedia: entre los bastidores de nuestra realidad. Shylock con guardaespaldas, actores que improvisan sobre el escenario, un ligue peligroso en una herriko taberna. Escritores españoles y latinoamericanos de hoy nos dan sorprendentes versiones narrativas de obras de la literatura universal.
La cosa maldita
Heredero literario de Edgar Allan Poe, Nathaniel Hawthorne y Herman Melville, Ambrose Bierce se sitúa al lado de Lovecraft y Maupassant en la galería de los ilustres autores del terror.
Maestro absoluto en la recreación de atmósferas inquietantes, hace estallar imprevistamente un horror físico, fascinante y brutal.
H. P. Lovecraft tomó algunos elementos de su obra para incorporarlos a sus Mitos de Cthulhu. Sus relatos contienen «una maldad sombría innegable y siguen siendo verdaderas cumbres de la literatura fantástica universal».
Tragedias griegas
Hace cien años que Freud formuló su teoría sobre el complejo de Edipo, la atracción sexual que experimenta el niño por su madre. El complejo de Edipo pertenece a la categoría de profundos misterios de la psique, pero el hecho de que el gran psiquiatra vienés acudiera a un mito griego para describir un elemento de su teoría psicológica dice mucho más sobre los griegos que sobre Freud.
Los antiguos griegos acudían a los teatros para encontrar explicaciones y alivio en un mundo de horror. Este alivio, esta catarsis, la buscamos ahora en pantallas y libros. Por eso, revisitar las tragedias griegas resulta tan beneficioso y aconsejable.