Descartes
Inauguró la era moderna de la filosofía. Ideó un método capaz de alcanzar la certeza incluso a partir de la duda más radical, la de la propia existencia. Armado de una evidencia idiscutible, «pienso luego existo», reconstruyó el edificio del conocimiento de su época. La única herramienta que se permitió utilizar para ello fue la razón deductiva, por lo cual está considerado el padre del racionalismo y una figura clave de la revolución Científica
Hobbes
Es el teórico por excelencia del absolutismo político. Sus ideas, osadas y no exentas de polémica, pueden resumirse en su más famoso aserto: «El hombre es un lobo para el hombre». O lo que es lo mismo, el hombre es un ser cuya innata naturaleza egoísta le empuja a buscar su propia satisfacción, aun a costa de sus semejantes. Por ello, es necesario un Estado fuerte, autocrático o parlamentario pero de autoridad indiscutida, que pueda mantener el orden cívico diluyendo la ferocidad de los apetitos en las reglas de la economía. Ideas que hoy, en una época de crisis y cuestionamiento de la función de las instituciones públicas, son toda una invitación al debate.
Spinoza
Es considerado el filósofo de la alegría, un afecto que, según él, es el que mejor fomenta la capacidad creadora del pensamiento. De talante cosmopolita, ilustrado y tolerante, abordó los temas filosóficos del siglo XVII con espíritu crítico, siempre con la razón como guía, pero también abierto a la imaginación y la intuición. El resultado fue una novedosa concepción metafísica que identifica Dios y Naturaleza como una misma realidad. Su aproximación a la ética no fue menos audaz, pues defendió que entender y dirigir racionalmente las propias pasiones, en vez de reprimirlas, es lo que confiere al hombre su libertad. De ella hizo gala el pensador tanto en su vida como en su obra, la cual puede verse como una defensa de la autonomía personal y política, así como una reivindicación de la vida frente a la muerte
Ortega y Gasset
Es el principal representante de una filosofía que defiende la vinculación entre razón y vida. Esta, considerada la esencia de la realidad, se sirve la razón para poder vivir, para llegar a comprender los problemas y haceres humanos concretos como el arte, la ciencia, la técnica o la política. Aplicada a la sociedad, esta postura filosófica dío lugar a la redefinición de los conceptos de «élite» y «masa», entendida esta última como un conjunto estéril de seres humanos, cuyo triunfo suponía una amenaza para la democracia. Su pensamiento, plasmado en numerosos ensayos, gozó de una enorme difusión internacional y ejerció una gran influencia en varias generaciones de intelectuales.