Jefazo
¿Cómo un pastor de llamas aymara, luego jefe sindical de los campesinos cocaleros, logra convertirse en el primer presidente indígena de Bolivia con un récord de votos? ¿Cómo fue su vida en diez años de un gobierno exitoso pero sin calma? Evo Morales es una de las figuras más fascinantes deja política latinoamericana actual.
Desde que lo entrevistó por primera vez en 1995 el periodista Martín Sivak ha tenido un acceso único y permanente a la intimidad de Morales. Viajó con él por África, los Estados Unidos, América Latina y cada rincón de Bolivia. Asistió junto al candidato a grandes actos de masas. Participó como observador en reuniones del gabinete de ministros, desde las más reservadas hasta las más abiertas. Estuvo al lado del presidente en encuentros a solas con Gadaffi, Clinton o Chávez. y hasta compartió los pocos momentos que Evo vive fuera de la política: el fútbol, la televisión y las comidas con sus compañeros y amigos.
Privilegiado y lúcido observador de las últimas dos décadas de la historia de Bolivia, Sivak confronta a Morales con los efectos de su revolución democrática y cultural. La nueva edición de Jefazo excede el retrato personal del líder y el análisis de sus políticas. Es también una crónica inusual sobre el poder y cómo un gobernante puede transformar la realidad de su país y de la región.
Memoria de un golpe: La historia oculta tras el magnicidio de Álvaro Gómez y la amenaza de golpe de estado en el gobierno de Samper
Relato del 28 de junio de 1996. Pablo Vietoris en el Club Militar con el comandante de las Fuerzas Militares, general Harold Bedoya:
Bedoya: Yo no tengo muy claro lo del golpe, o si alguien se atreva a darlo, pero si esto llegara a suceder me…
Parece que un nuevo gobierno debe estar integrado por un cuerpo mixto, no muy grande, compuesto por unos miembros elegidos y otros escogidos, que fuesen la minoría. En todo caso, personas como Luis Carlos Sáchica deberían estar allí. En esa Asamblea Constituyente también deben tener asiento algunos de los que votaron en contra de la absolución de Samper. Esto podría ser de buen recibo político para el país.
Relato del 24 de julio de 1997. Ministerio de Defensa. Despedida al general Bedoya, comandante de las FF.MM.:
Bedoya: (Pablo) Victoria, usted tiene la culpa de que
yo no hubiera dado el golpe.
Pablo Victoria: Yo, general?
Bedoya: Sí, usted tuvo la culpa, porque si usted me hubiera esperado en Catam-el aeropuerto militar de Bogotá-y me hubiera dicho que había ese clima golpista en el Comando la historia habría sido diferente.
Guerra y paz
Lev Nikolaevich Tolstói nació en 1828 en el seno de una familia aristocrática. Su estancia en el ejército durante la guerra de Crimea despertó en él su carácter antibelicista y tras una crisis espiritual se instaló en Yasnaia Poliana, lugar donde había nacido, preocupándose de la suerte de los campesinos, de sus enormes propiedades y llevando una vida austera, acorde con los principios del Evangelio. Entre 1865 y 1869 escribió esta monumental novela que obtuvo un éxito extraordinario y que se ha convertido en un hito de la literatura universal. Se trata de un fresco fidedigno de la sociedad rusa del momento en el contexto de las guerras napoleónicas y la vida tras estos hechos bélicos, en la que gran número de personajes, perfectamente encajados, crean algo más que una novela: dan pie a una historia fascinante llena de matices psicológicos y de una fuerza arrolladora.
Para la libertad
Aquí están mis palabras para el que quiera leerlas, guardarlas, criticarlas o polemizar con ellas. Estamos hechos de palabras y éstas que les dejo son muchas de las que me han hecho . Con esta invitación a la reflexión y el debate termina el autor su introducción al manojo de artículos periodísticos aquí reunidos, aparecidos en distintos medios a lo largo de los últimos doce años. Para José Ramón Recalde, autor del prólogo, este libro de José María Calleja es una buena muestra de su actitud mental y moral: el compromiso por la libertad, la igualdad y la fraternidad; por la democracia y por el triunfo del derecho . La política ocupa un lugar central pues, en palabras de Recalde, no se distancia Calleja del quehacer público sino que, por el contrario, acepta a éste como el ejercicio de una de las nobles, de las más nobles, tareas con las que debemos comprometernos