1984
1984 fue la última obra que escribió George Orwell, y es una magistral puesta en escena de un Londres gris, apagado, en la que sus ciudadanos viven agobiados por la Policía del Pensamiento. Fiel a sus ideas socialistas, Orwell hace que el protagonista encargado de reescribir la historia según le ordena el Partido único, se rebele contra el sistema y se decida a contar la verdad sobre el gobierno que los somete. Una estúpida burocracia, nuevas reglas, nuevas normas de comportamiento, atenazan a una sociedad obediente a la que hace falta despertar de ese letargo para que recobre la auténtica vida, cosa, por demás, harto difícil. 1984 es una lectura imprescindible para comprender algunas de las etapas históricas relativamente recientes, por lo que algunos críticos consideran esta obra como profética de los tiempos que se avecinaban a finales de los años 40 del siglo pasado.
La importancia de llamarse Ernesto
La importancia de llamarse Ernesto
Comedia costumbrista, última obra teatral del británico Oscar Wilde (1854-1900), estrenada en 1895 en Londres. Tal vez la mejor de su autor y aquella en la que más fácilmente se demuestra su capacidad de inventiva, su ingenio verbal y su brillante festiva. Detrás del enredo de esta magnífica obra se esconde una intención extraordinariamente crítica frente a la hipocresía de la sociedad victoriana de la que el propio Wilde sería víctima propiciatoria. Su último éxito literario-social, como tantos otros, sería arrebatado por el cine.
Los miserables
Esta obra quizá sea la más universalmente conocida del escritor romántico Víctor Hugo. Es novela que expone, de manera magistral, los sufrimientos y la degradación que en los seres humanos produce la miseria, el horror del maltrato y la necesidad extrema, todo ello ambientado en aquel París convulso y revolucionario del XIX. Los Miserables es tan actual como cuando fue escrita porque tiene la modernidad de las grandes obras de la literatura. Es una lectura inolvidable, llena de luces y sombras, de momentos dramáticos y, también de momentos de entrega y compasión, fiel reflejo de los grandes aspectos del alma humana.